El peligro de escuchar (ciertos discursos)

No puedo ser ajeno a todo esto.

Uno cree que tiene cierta opinión formada, alimentada por la (a esta altura digamos que «inocente») prudencia de escuchar siempre las dos campanas (aunque a veces son sendos carillones que se niegan a ceder tonalidad alguna), de analizar todo con las herramientas que continua y obstinadamente pretenden ser actualizadas (las lecturas heterodoxas, la palabra de las generaciones que ya han vivido todo un abanico de atrocidades de todo tipo de gobierno), de, en definitiva, reflexionar un segundo antes de abrir la boca.

Pero, en este circo (cuya función principal estoy por disfrutar en minutos, en directo desde Parque Norte, Buenos Aires, Argentina), todo esfuerzo se diluye inexorablemente y pierde su esencia frente las palabras dichas para ser escuchadas y aceptadas, pero nunca pensadas.

Mi intención era darle otro significado al siguiente fragmento (pero tal vez lo haga, luego). Busquen (y encuentren) el suyo (en estos tiempos):

«Escuchar es lo más peligroso, es saber, es estar enterado y estar al tanto, los oídos carecen de párpados que puedan cerrarse instintivamente a lo pronunciado, no pueden guardarse de lo que se presiente que va a escucharse, siempre es demasiado tarde.

Corazón tan blanco, Javier Marías

7 comentarios en “El peligro de escuchar (ciertos discursos)

  1. Hola, ángel. Muy acertado la cita de Corazón tan blanco.
    Mi «escucha» suele darme disgustos. Intento empatizar con el que habla, ponerme en su lugar, tratar de entender. Pero en cuanto sospecho que detrás de lo que se dice no hay verdad ni autenticidad, entonces, mi desencanto se redobla.
    Veremos como viene esta difícil semana.
    Saludos.

  2. Esta semana hemos sido testigos de un aparente diálogo entre sordos.
    Si es peligroso escuchar, mucho más peligroso es callar y luego hablar y sublevar los ánimos.
    Quedo a la escucha, a pesar del riesgo.
    Saludos!

  3. Qué difícil.
    Me gustó mucho lo de escucharse pero no pensarse; es decir, repensarse, animarnos a ponernos en duda.
    Eso me interesa, nada hay tan claro.

    Abrazo

  4. Hola Angel, estoy por aquí desde hace una hora, hacía tiempo que no pasaba y ya estoy buscando info de Pynchon (no sé absolutamente nada de él), terminé leyendo cosas en la contrarreforma y este post me gustó mucho.

    Escuchar las dos campanas es fundamental, pero muchas veces ninguna te cuenta la verdad, es increíblemente real. Para mí lo mejor para entender al otro, es ponerse en su lugar, se te abre el panorama.

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